- Inicia con una actividad emocionante. La diversidad de estudios que tienen su origen en neuroeducación, recalcan la importancia de involucrar las emociones en el aprendizaje; para que un recuerdo se consolide en nuestra memoria necesita algo fundamental: estar asociado a una emoción. Por lo tanto, si queremos lograr un aprendizaje que perdure tenemos que incorporar actividades que favorezcan estados emocionales positivos, como por ejemplo el juego.
Independiente de la edad, el factor juego siempre será un elemento importante para lograr captar la atención de nuestros estudiante e implicarlos en el aprendizaje. Desde esta perspectiva, entonces, iniciar la clase con una actividad lúdica puede ser una buena oportunidad para favorecer el estado emocional positivo y lograr las condiciones necesarias para el aprendizaje.
- Anticipa a tus estudiantes: En simples palabras, es decirles a tus alumnos lo que harán en la sesión de clases, explicando paso por paso. Esta práctica permite disminuir los niveles de ansiedad, favorece la concentración sobre todo en aquellos que presentan mayor dificultad para mantenerla, regula su conducta y les permite mantener el control de la duración de la sesión generando estrategias para distribuir sus energías a lo largo de la clase.
A esto podemos llamarle “el menú de clases” o “planificación de clases” dependiendo de la edad y curso. Pero ¿Qué debo considerar para que sea eficiente?
- Debe ser presentada al inicio de clases o enviada antes de la sesión.
- Posteriormente el docente debe cerciorarse de la comprensión de cada actividad mencionada.
- En lo posible se debe estar siempre en un lugar visible y hacer “check” una vez se vayan quemando las etapas.
- Promueve actividades que favorezcan la curiosidad: ¿Sabías que al cerebro le gusta la curiosidad? Recientemente, investigadores de la Universidad de California, en Estados Unidos, llevaron a cabo una serie de experimentos para averiguar lo que sucede exactamente en el cerebro cuando se despierta nuestra curiosidad. Para el estudio, los investigadores evaluaron a los participantes sobre qué tan curiosos estaban por conocer las respuestas de más de 100 preguntas triviales, tales como «¿Qué canción de los Beatles estuvo más tiempo en las listas?», o “Lo que realmente significa el término dinosaurio» (Stenger, 2015). En determinados momentos a lo largo del estudio, se realizaron resonancias magnéticas para ver lo que estaba pasando en el cerebro de los participantes cuando sentían curiosidad por saber la respuesta a alguna pregunta. Estos experimentos demostraron que la curiosidad prepara al cerebro para el aprendizaje, y los investigadores descubrieron que aquellas personas que lograr despertar la curiosidad tuvieron más facilidad para aprender y recordar información.
Algunas ideas para despertar la curiosidad:
- Permitir a los estudiantes que exploren algunos subtemas que serán trabajados en la sesión online.
- Recompensar con palabras la curiosidad o preguntas que el estudiante realice en clases.
- Iniciar con un absurdo o contradicciones provocadoras.
- Enviar días antes de la ejecución de la clase algunas preguntas que generen intriga y posteriormente trabajarlas en la sesión.
- Presentar la imagen de algún personaje o invita alguien especial para que puedan hacer preguntas.
- Empieza la clase con un desafío cuya respuesta tenga relevancia en el desarrollo de esta.
- Demuestra preocupación por los estudiantes ausentes: Muchos de nuestros estudiantes viven a diario situaciones que interfieren en el aprendizaje y estado emocional. Por lo tanto, es importante que seamos conscientes de esas dificultades y generemos un vínculo que permita la comunicación fluida. Cada vez que termina la sesión de clases y el estudiante no llegó es válido preguntarse el motivo de dicha ausencia. Una llamada, un mensaje o correo demostrando la preocupación por el estudiante puede favorecer en el grado de motivación que este tenga por participar en clases, porque hay que recordar que las emociones se asocian con el aprendizaje, si uno de nuestros educandos se encuentra mal o tiene problemas, es bueno que vea en el docente un tipo de “guía” para poder sanar aquello que le acompleja, lo que a corto, mediano o largo plazo puede afectar en el aprendizaje significativo que este tenga.
- Termina la sesión con una encuesta: No debemos tener miedo a la retroalimentación de nuestros estudiantes, es importante conocer sus percepciones para identificar sus intereses y lograr mayor adhesión y motivación a lo largo del tiempo. En esta encuesta se puede formular preguntas tales como ¿Qué fue lo que más te gusto de la clase? ¿Qué te gustaría aprender para la próxima sesión? ¿Qué fue lo que menos te agrado?, etc. Sin duda considerar los intereses de los estudiantes puede ser una herramienta importante a la hora de planificar una clase participativa e innovadora.
Referencias Bibliográficas:
- Logatt Grabner, C. (2016) “¿Cómo influyen las emociones en el aprendizaje?” Descubriendo el Cerebro y la Mente, n° 83, Asociación Educar Ciencias y Neurociencias Aplicadas al Desarrollo Humano, Argentina. Disponible en: https://www.upla.cl/inclusion/wp-content/uploads/2016/05/Descubriendo_el_cerebro_y_la_mente_n83.pdf
- Stenger, M. (2015) “¿Por qué la curiosidad mejora el aprendizaje?”. Disponible en: https://mx.unoi.com/2015/01/13/por-que-la-curiosidad-mejora-el-aprendizaje/#:~:text=La%20curiosidad%20prepara%20al%20cerebro%20para%20el%20aprendizaje&text=Uno%20de%20los%20coautores%20del,información%20que%20motive%20los%20aprendido
Andrea Magliano. Coordinadora Servicios Educativos Fundación Apptitudes.