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3 ESTRATEGIAS PARA DIVERSIFICAR LA EVALUACIÓN

Según el decreto 67
La evaluación es un componente curricular que permite identificar y remover barreras de participación y acceso que tienen los estudiantes para acceder al aprendizaje, siendo esta una respuesta para generar procesos de calidad y equidad en la educación actual.

Generalmente, cuando se habla de diversidad en educación, se piensa en personas que presentan problemas en el área física, sensorial, de aprendizaje y/o de adaptación. Sin embargo, es importante recordar que la diversidad comprende mucho más que eso, por ejemplo: los estilos y ritmos de aprendizaje, conocimientos previos, diversidad de género, aspectos culturales, entre otras cosas.

 

 

El decreto 67/2028 busca avanzar paulatinamente en dar respuesta a las necesidades de reconocimiento de la diversidad, impulsando el mayor uso pedagógico de la evaluación a través de diferentes propuestas, entre ellas, la diversificación de la evaluación.

 

 

¿Qué es evaluar?

 

 

Hay muchos autores que han estudiado y definen este concepto, sin embargo, nos quedaremos con que evaluar es un proceso que permite levantar evidencia de los aprendizajes de nuestros estudiantes, para la toma de decisiones, con el objetivo de afianzar o generar nuevos aprendizajes.

 

 

Bajo este mismo punto ¿Qué es la evaluación diversificada?

 

 

En primer lugar, es una práctica inclusiva que tiene como foco identificar y remover las barreras para hacer accesible el aprendizaje.  Además, es una acción pedagógica que permite diversificar la manera en la que los estudiantes logran evidenciar sus aprendizajes.

 

 

Entonces, ¿de qué manera podemos llevar estas prácticas al aula? Te enumeramos 4 ideas para que puedes considerar al implementar procesos evaluativos diversificados:

 

 

  1. Ofrecer múltiples medios de expresión del aprendizaje.

 

 

Si bien, es uno de los puntos del Diseño Universal del Aprendizaje (DUA) no nos detendremos en todos sus principios y pautas. Cuando somos consiente de la diversidad en el aula, buscamos generar estrategias equitativas que nos permita recolectar información acerca del progreso de nuestros estudiantes frente a un objetivo. Por lo tanto, el segundo principio del DUA nos propone otorgar espacios para que nuestros alumnos usen distintas alternativas para articular o demostrar su aprendizaje. Expliquemos lo anterior mediante el siguiente ejemplo:

 

 

“En una sala de clases el o la docente detiene su intervención para evaluar formativamente a los estudiantes, hace entrega un set de tarjetas con alternativas en conjunto con unas mini pizarras elaboradas por el equipo de aula (en el siguiente enlace podrás encontrarlas https://www.rmm.cl/sites/default/files/doc1-ev-formativa.pdf). Posteriormente, el o la docente proyecta una pregunta con opciones, los estudiantes levantan su tarjeta para indicar la alternativa que ellos creen correcta, el o la docente monitorea las respuestas e inmediatamente interpreta la información para determinar que estudiantes han avanzado en el cumplimiento del objetivo. A continuación, se les otorga el espacio para que justifiquen sus respuestas de manera oral o escrita (en la pizarra), promoviendo en todos los estudiantes la misma posibilidad de expresar su aprendizaje, obteniendo información valiosa para la toma de decisiones” Con este ejemplo se puede observar las múltiples formas en la que los estudiantes expresan  sus conocimientos, otorgando las mismas oportunidades de ser evaluados y retroalimentado de acuerdo a sus características y preferencias,  con el objetivo de  identificar el estado en que se encuentra cada uno con respecto al objetivo propuesto.

 

 

Es importante que siempre procuremos formar estudiantes integrales y, conforme avance la seguridad en cada uno, ir desafiándolos para que puedan sentirse cómodos en todas las situaciones que se les presente.

 

 

  •  Diversidad de instrumentos evaluativos.

 

 

Cuando nos limitamos a usar solo un instrumento de evaluación, no permitimos que aquellos educandos descendidos en esa área sean capaces de expresar a cabalidad el conocimiento y aprendizaje que han llevado a cabo, por ejemplo: si solo realizamos evaluaciones escritas, estamos beneficiando aquellos alumnos con mayores habilidades en redacción y/o escritura, en contraste con aquellos estudiantes que poseen habilidades auditivas.

 

 

Algunos ejemplos de la diversidad de instrumentos que podemos ocupar son:

 

 

  • Rúbricas: Son escalas de valoración de categorías ordenadas y acompañadas de la descripción de los criterios de evaluación de la tarea o producto de aprendizaje. El beneficio de este instrumento es que nos permite experimentar diversas prácticas evaluativas, desde la representación teatral del plan lector hasta la exposición, mediante maqueta u oral, sobre los volcanes.
  • Cuaderno de observación o registro anecdótico: el profesor puede confeccionar un registro en el que anota sus observaciones del proceso educativo. Este cuaderno otorga la ventaja de observar y cambiar la estrategia de enseñanza durante el proceso, siendo de vital importancia el monitoreo y retroalimentación constante para lograr un aprendizaje significativo en los educandos.
  • Portafolios: Se trata de la recopilación de diferentes trabajos realizados por los estudiantes mediante un objetivo en común. Se pueden incorporar espacios de reflexión y autoevaluación, además de diversificar los trabajos que son parte del portafolio, otorgando la oportunidad de que el estudiante tenga múltiples formas de expresar su aprendizaje y habilidades frente a un mismo objetivo.
  • Cuestionarios: Pueden ser especialmente útil para evaluar el conocimiento, grado de comprensión y desarrollo de la tarea por cada alumno o en forma grupal. Son de características formativa ya que permiten diagnosticar e identificar aquellos conceptos más o menos logrados.

 

 

En un mundo digitalizado en donde la barrera de acceso a la tecnología cada vez es más estrecha, una buena opción sería en uso de la aplicación MIDE de la Fundación Apptitudes la cual nos permite, a través de una herramienta accesible y atractiva, aplicar distintos tipos de cuestionarios, otorgando la posibilidad de conocer el nivel de desempeño frente a un objetivo planteado. Para más información visite la página: https://www.app-escuelas.online/

 

 

  • Conocer las características de mis estudiantes.

 

 

Cuando conocemos las características de nuestros estudiantes podemos generar experiencias evaluativas significativas. Pero ¿Qué es importante conocer? En primera instancia sus conocimientos previos, porque no se pueden ofrecer experiencias de aprendizajes que sea un reto que sobrepasen sus capacidades, ni tampoco pueden ser desafíos demasiado simples, es por ello por lo que se debe conocer hasta donde pueden llegar para evitar la frustración. Otra parte importante son sus planes, sueños y motivaciones, porque a partir de sus gustos se puede ocupar esa herramienta para incentivar a los estudiantes, por ejemplo: leer de forma comprensiva un texto de mecánica puede favorecer la evaluación de habilidades comprensivas. Por lo tanto, ¿Conoces cuáles son los programas o películas que les interesan a tus alumnos? ¿Necesitas evaluar expresión oral del inglés? Quizás al proporcionar algún tema de interés para ellos, por ejemplo, el pedirles que realicen el diálogo de alguna película de súper héroes o de alguna serie que ellos escojan podría lograr la motivación necesaria para realizar un proceso evaluativo significativo.

 

 

  • Guía o prueba escrita.

 

 

No es difícil recordar como en muchas oportunidades se ocupaba la palabra “pillería” o “trampa” a la hora de elaborar un instrumento evaluativo. Sin duda ese tipo de prácticas deberían estar desactualizadas y fuera de todo ámbito de la inclusión. Para que una prueba o guía escrita sea inclusiva debe ser simple pero no fácil, accesible pero no lógicas, lúdica pero no infantiles. ¿Cómo puedo llevarlo a la práctica?

 

 

Ejemplo:

 

 

  • Resaltar las instrucciones y palabras clave de una pregunta: Permite al estudiante focalizar su atención en esos detalles para comprender lo que realmente se le solicita que haga, así puede ponerlo en práctica en la ejecución de su respuesta. ¿No les ha pasado que, frente a un cuestionario o prueba, primero lees la pregunta, luego te dispones a responder y olvidas lo que se preguntó? Bueno, estas pequeñas estrategias podrían favorecer no solo aquel estudiante que les cuesta retener información y mantener la concentración, sino que también a la diversidad de alumnos dentro de un salón de clases.
  • Simplificar las preguntas: ¿Cuál es el objetivo de nuestra prueba? ¿Qué deseamos evaluar? ¿La ampliación del vocabulario o que responda preguntas explícitas e implícitas de un texto? Si te encuentras en el último caso, es necesario reflexionar sobre el uso de palabras complejas para la elaboración de una prueba o guía. Lo anterior, ¿De qué manera contribuye al cumplimiento del objetivo? Hay que estar conscientes de que no queremos entregar información que confunda a nuestros estudiantes y, a la vez, recibir de ellos evidencias difusas de sus aprendizajes, lo que perjudicará en la toma de decisiones frente a la determinación de una estrategia.
  • Uso del formato: Es muy interesante como el formato que se le entrega a los estudiantes puede afectar su rendimiento, tanto en aquellos que usan lentes como en quienes por naturaleza presentan conductas ansiosas. El orden y la primera impresión de una guía o prueba pueden motivar al alumno a terminar su actividad y disminuye sus niveles de ansiedad, por ello es relevante se escojan con cuidado las imágenes, el tamaño de la letra y el interlineado en las pruebas y guías enviadas a los estudiantes.

 

 

Andrea Magliano. Coordinadora Servicios Educativos Digitales. Fundación Apptitudes.

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